2. ZONAS FÉRTILES, ZONAS TÓXICAS
Si hay arenas movedizas, animales venenosos o minas en tu campo, será mejor que lo despejes antes de intentar cultivarlo. Y lo que no puedas eliminar, al menos señalízalo para tenerlo bien claro y que no te dé problemas.
Lo que tienes, lo que sabes, lo que haces... ya puedes ir clasificándolo todo según este simple esquema:
- Zona Fértil: Cualquier hábito o característica que te facilita ganar dinero.
- Zona Tóxica: Cualquier hábito o característica que hace peligrar tu dinero.
FÉRTILES son las amistades y contactos sociales, vida sana, estudio, deporte, aire limpio, habilidades/conocimientos de cualquier tipo, facilidad de cálculo, ser previsor... TÓXICOS serían perder tiempo con TV o internet, vicios, pereza, fobias, enfermedades, complejos, contaminación, ruido, obsesiones, malas compañías... ya tú sabes.
¿Te concentras en pulir tus defectos? Grave error.
Imagina que te dan esta mano de póker: A♥ A♣ 9♦ 5♠ 2♦. No tendría sentido descartar los ases y ‘tratar de fortalecer los puntos débiles’. Pues haz lo mismo en la vida: tira las malas cartas y céntrate en potenciar tus mejores cualidades, eso que sin esfuerzo te aprovecha. Son tus dones los que te harán rico.
Así de simple es la labor del granjero: consiste en promocionar las zonas buenas y cuidarse bien de no alimentar a las malas. Deja que la naturaleza haga el resto.
Recuerda la mayor catástrofe económica de tu vida, ese tropiezo que dejó un buen boquete en tu patrimonio. Da igual si sucedió en un instante o si te desangraste durante años. Apuesto a que al menos uno de estos factores fue protagonista:
- No te controlaste, te dejaste llevar por emociones
- Te metiste en algo que no conocías
- Te asociaste con la persona equivocada
¿Uno de estos puntos causó tu debacle? Porque son nada menos que los Jinetes del Apocalipsis del dinero: Emoción, Ignorancia, Dejadez. (El cuarto jinete, el Poder, te tocó si se trató de un robo del gobierno o de otra mafia menor).
El problema es que esos enemigos estarán siempre con nosotros. Somos personas: No podemos evitar tener emociones, PERO evita que te dominen. No podemos saberlo todo, PERO no ignores tu ignorancia. No podemos vivir sin confiar en la gente, PERO mantén el control de tus asuntos.
Por último, habitamos una sociedad y siempre habrá alguien más fuerte que tú acechando, PERO vigila el horizonte y procura no llamar mucho la atención.
Si en el caso de más arriba, para explicar tu pérdida de dinero usaste excusas del tipo ‘mala suerte’ o ‘me faltó ayuda’, recapacita. ¿De veras no sabías que podía suceder? ¿No deberías haberte preparado frente a esas eventualidades? La amiga Ignorancia no necesita que la disfraces con máscaras.
Así que, definitivamente, cualquier característica que te ayude a mantener a raya a uno de estos Jinetes constituye una Zona Fértil. Y los factores que los favorezcan (miedo, avaricia, prepotencia, apegos...) son Zonas Tóxicas. Ponles vallas.
Veamos formas de lidiar con cada jinete, del 1 al 4:
1. Tus emociones no entienden de números
No me cansaré de repetírtelo: el autocontrol es vital si quieres que tus campos prosperen. Un segundo de rabia o de miedo puede echar a perder una vida entera de trabajo.
Es tarea de cada uno aprender a dominarse. Pero la fisiología también hace su papel: estar cansado, hambriento o incómodo predispone al mal humor y a reacciones viscerales. Manejar negocio en esas condiciones es tentar al diablo.
Música suave, ambiente tranquilo, comodidad, evitar interrupciones... Buen invernadero para tus plantitas.
Y ¿qué hay del ‘estrés positivo’? Eso es otra cosa. La comodidad no es para dormirse, sino para evitar perder energía en trivialidades. Solo así mantendrás constante vigilancia, alerta a la liebre de la oportunidad o a la zarpa del peligro.
Un rato de meditación diaria, o de desconectar con alguna afición sana, ayudará a mantener tus nervios a punto. Por supuesto evita llevarte a horas de trabajo problemas personales y calentamientos de cabeza ajenos. Concentración.
2. Si sabes que no sabes nada, busca quien te pague por ello
Meterse en un negocio sin conocerlo a fondo es suicida, pero la vida es corta y hay que actuar. Encuentra el equilibrio. Si eres novato en algo, empieza arriesgando poco o con números virtuales. No tengas prisa, deja a otros las medallas. Hazte veterano en mil batallas antes de salir de la trinchera.
Selecciona el tema -adecuado a tu capacidad- con el que ganar dinero y céntrate en él hasta dominarlo, olvídate de todo lo demás. Especializarse es la clave del éxito (no te harás rico por tener ‘cultura general’). Ya con tu fábrica de billetes en marcha podrás curiosear otros campos, hasta hallar una idea millonaria atando cosas que nadie había pensado poner juntas.
3. Confianza. Cuánta tragedia griega bajo ese nombre
Quien no sabe delegar siempre será un esclavo. Deja a otros lo que puedan hacer mejor que tú, pero manteniendo siempre el último botón de control: Poner tu vida en sus manos estaría genial... si ellos no tuvieran vida propia que sostener.
No confundas amor y negocios. Contraté una vez para mi empresa a una chica inteligente y capaz con la que estaba saliendo, equivocando nuestras mutuas expectativas. En un mes la división entera y mi relación estaban igualmente arruinadas... y aún tuve suerte de salvar mis ojos.
Asóciate solo con quien demuestre ser experto en el trabajo a realizar, o al menos aporte valores objetivos (capital, contactos) que compensen la inevitable catástrofe que causará.
Jamás te fíes de una persona sin vicios. Todos tenemos. ¡Qué terrible será el suyo si tanto se esfuerza en ocultarlo!
4. Cumple las normas, conejito. Dijo el lobo
Los caminos están infestados de bandoleros pendientes del tintineo de tus bolsillos. Y peor si vas por medio del monte.
Te van a robar varias veces en la vida. Asúmelo o te destrozará cuando llegue. Si reconoces esta verdad, prepararás las vallas o el botiquín para limitar las pérdidas cuando suceda.
Cuanto más alto subas en los negocios, peor mafia te encontrarás. Hoy comanda el mundo el resultado de muchas generaciones de selección natural entre los más despiadados.
Atento a un cambio de dimensión del juego. Quizá seas un tiburón feliz y confiado en tu acuario hasta el día que entra un Megalodón. Si hay algo que no se explica o ves a novatos empezar a comportarse como expertos, cierra posiciones y ¡huye! ¡Salva tu alma! Que no te pase como a mí.
Mira a tu alrededor: tu casa, tu ropa, tus cosas. Recuerda los grandes gastos: viajes, fiestas, reformas. Todo eso eran valiosos brotes de dinero ¿lo invertiste bien? Cierto que uno debe disfrutar, tener vida social y crear contactos (eso es también inversión). Pero, en serio: ¿Cuánto tendrías ahora si una parte de aquello lo hubieras dedicado a producir?
Las decisiones que tomas con el dinero en tu mano son de cultivo. Algunos son como una tormenta de pedrisco para su campo y el de los colindantes. Hay decisiones fértiles (protegen y hacen crecer el capital) o tóxicas (lo malgastan).
Hazte siempre la pregunta: esto que adquiero ¿vale más que lo que produciría ese dinero bien invertido? Las etiquetas de precios marcarían cifras astronómicas si reflejaran lo que a veces supone en Coste de Oportunidad al cabo de los años.
Cuando tengas millones podrás dejar de preocuparte por las monedillas sueltas. Mientras esos gastos cotidianos supongan una parte importante de tus ingresos, tu deber es preservarlas para que críen. Sin extremismos pero con firmeza. Aplícate esta norma al nivel que te encuentres (quizá solo te duelan los gastos de más de diez mil euros, o quizá aún tengas que contar céntimos. La actitud es lo importante).
Hay algo crucial que necesitas saber tengas o no capital: tu tiempo es dinero. Cada día te regala unos cuantos esquejes nuevos y tú decides qué hacer con ellos. Usa tu tiempo libre para crecer. Si malgastas tus horas, asesinas tu huerto.
Toma a partir de ahora tus decisiones pensando en el futuro. Recuerda que lo que haces con tu tiempo y tu dinero está fertilizando o intoxicando tu prosperidad. Los buenos hábitos de compra y consumo suponen la diferencia entre riqueza o miseria al cabo de años. Aunque dejes de leerme ahora, si te has dado cuenta de esto ya has cambiado tu vida.
Para interiorizar algunos hábitos que fertilizarán tu dinero, te recomiendo el delicioso clásico “El hombre más rico de Babilonia” de George S. Clason.
El Jinete de las Emociones puede combatirse con cualquier técnica de meditación o relajación de tipo oriental. Pero no cargues tu mente con teorías extrañas, necesitas el espacio para la práctica de la jardinería. Apártate de cualquiera que use demasiadas palabras con ‘K’.
También pueden servirte libros como “Tus zonas erróneas” de Wayne W Dyer o el fenomenal “Filosofía para la Vida” de Jules Evans
En cuanto a la Ignorancia, ya sabes que se cura con Capacitación. Pero aquí lo importante es conocer en qué puntos eres fuerte para los negocios y cuáles debes descartar. Haz numerosos test de personalidad, de habilidades numéricas y sobre la materia en que te quieres especializar.
La Dejadez es la plaga de nuestros días, nos hemos acostumbrado a que nos lo den todo hecho. Las acampadas al aire libre o deportes de riesgo en solitario son una forma excepcional de forjar tu independencia. Puedes leer el libro “Gente tóxica” de Bernardo Stamateas para conocer cómo lidiar con vampiros.
El Poder es un enemigo menos temible si conoces sus trucos. Para ello recomendable cualquier obra de Mario Puzo (o la trilogía de películas de El Padrino), el casi enciclopédico Las 48 leyes del Poder (R. Greene) o el ameno librito ¿Qué haría Maquiavelo? (Stanley Bing)
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario